miércoles, agosto 04, 2010

Entonces las paredes temblaban, era como si toda la fuerza se hubiera concentrado en esa habitación. El mundo empezaba a moverse. Y de su boca salían palabras que se confundían con su voz y con el sonido de la calle. De alguna forma habíamos quedado atrapados por nuestros cuerpos, las piernas entrelazadas, los brazos, el pelo tapándonos la cara, no se veía nada. Él y yo, él, él, el departamento de Congreso, Buenos Aires y hasta el mundo mismo caía. Y mientras me arrastraba sentí que el universo tendía hacia abajo y que una fuerza gravitatoria iba a lanzarme hacia el centro de donde vienen todos los centros.