miércoles, junio 16, 2010

Toda la pared del edificio está manchada, como vieja. Pienso en ella, por la ventana. El libro lleva una dedicatoria del 86, es una edición rarísima, muy difícil de conseguir. Están marcados en lápiz negro algunos párrafos con una cruz, y cada dos o tres páginas están dobladas las esquinas superiores. Pienso que leía de a poquito, que no le gustaba mucho. O sí, porque dejó varias cruces, pero igual, seguro le costaba leer más de tres páginas por día. Pienso en ella desde el 86 hasta ahora. Le revisé la biblioteca, los cuadros que pintaba. En Google figura su nombre más como arquitecta que como artista. Figuran las dos cosas, y un artículo para La Nación. En la dedicatoria le piden que siga siendo tan paloma como siempre. Y pienso en ella, la dedicatoria y creo que hubiera tenido miedo si no fuera porque el del séptimo B prende la luz del baño y mientras se escucha música de agua ilumina un poquito lo negro de todo el edificio.